Relaciones Interespecificas.
Las relaciones interespecificas se encuentran siendo parte de un sistema natural que está formado por un conjunto de organismos vivos (al que se le denomina biocenosis) y el medio físico en donde se relacionan (llamado también biotopo), a esto es lo que se le llama comúnmente ecosistema, y es una unidad compuesta de organismos interdependientes que comparten el mismo hábitat; suelen formar una serie de cadenas que muestran la interdependencia de los organismos dentro del sistema y tiene en cuenta las complejas interacciones entre los organismos como plantas, animales, bacterias, protistas y hongos que forman la comunidad (biocenosis) y los flujos de energía y materiales que la atraviesan.
Estas interacciones se caracterizan por darse en comunidades entre organismos de especies diferentes, y suelen clasificarse en antagónicas y simbióticas.
Las relaciones interespecificas por antagonismo se refieren a la acción o influencia contraria de un organismo sobre otro, para impedir o controlar el desarrollo del que recibe la acción. Dentro de estas se agrupan las competencias interespecificas, la depredación y el parasitismo.
La competencia, en su sentido más amplio, se refiere a la interacción de dos o más organismos que tratan de obtener el mismo recurso. La competencia interespecífica es cualquier interacción que afecte adversamente el crecimiento o supervivencia de dos o mas poblaciones de distintas especies, es decir, consiste en la interacción entre individuos de diferentes especie que utilizan el mismo recurso y existen en cantidades limitadas. Esta es llamada interespecífica, ya que es la lucha de dos individuos de distinta especie por obtener un recurso el cual es escaso, haciendo uso de sus habilidades. Estos recursos por los que los organismos luchan pueden ser la pareja, el alimento, el espacio, agua y, entre otras cosas, el sitio de apareamiento. Y es que en un ecosistema hay diversas poblaciones y cada una de ellas con distintas necesidades ambientales, y la interacción entre las necesidades de una especie con las del resto de su comunidad origina competencia entre ellas.
Así se observa que la competencia ocurre cuando dos o más individuos usan los mismos recursos y, esos recursos, son insuficientes para satisfacer sus demandas. Cuando, entre los organismos, los requerimientos y estilos de vida son similares la competencia es mayor.
Estas competencias afectan a los individuos de la misma forma, pero además, una especie entera puede ser apartada de su hábitat ya que no puede competir exitosamente e incluso, en casos extremos, un competidor puede causar la extinción de otra especie.
Es posible que la competencia por el recurso sea directa o incluso violenta; por ejemplo, la que se da entre ciertas abejas tropicales y los colibríes que explotan las mismas flores. Las abejas persiguen activamente a los colibríes y les impiden aprovechar el néctar. A este tipo de interacción se le denomina "competencia por interferencia". Por otra parte, la competencia puede darse sin que se establezca nunca un contacto físico directo. Pensemos otra vez en la competencia por el néctar de las flores. La sola presencia de una especie explotadora, al disminuir la cantidad de néctar, puede afectar a otra especie de explotador que visite las flores algo más tarde que la primera. Se da la interacción sin que los competidores se encuentren nunca juntos y se le llama "competencia por explotación".
La depredación, por su parte, se define como la captura de una especie por parte de otra con el objeto de alimentarse. Es un tipo de relación interespecífica, es decir, que se da entre organismos de distintas especies.
Cabe mencionar que con el paso del tiempo, todas las especies animales, tanto depredadores como presas, han ido evolucionando para desarrollar ataques y defensas más efectivos. Entre los depredadores se encuentran cantidades enormes de sistemas de ataque que cada especie ha ido desarrollando para alimentarse. Por ejemplo:
- Las águilas poseen una visión impresionante, que les permite detectar a sus presas a grandes distancias.
- Los guepardos poseen la cualidad de correr a una velocidad superior a sus también veloces presas.
- Los halcones pueden volar más veloz que cualquier otra ave.
- El zorro, tienen un sentido del olfato muy desarrollado.
- Los lobos, pueden correr grandes distancias debido a su increíble resistencia.
Algunas especies de peces e insectos han desarrollado efectivos sistemas de camuflaje para atrapar a sus presas. Otros animales, poseen sistemas de atracción, otros, de asecho, otros, veneno, etc.
En cuanto a los animales que suelen ser presas, también existe una evolución que les permite defenderse. Algunos como el erizo o el puercoespín, poseen cuerpos armados con espinas, que los hacen presas difíciles. Otros, como las tortugas o los armadillos, tienen sus cuerpos acorazados, muy difíciles de atravesar. Algunos insectos y otros animales, producen sustancias repelentes tóxicas o desagradables para el enemigo. Herbívoros como las gacelas, han hecho de la velocidad y la agilidad su mejor defensa, además de poseer una gran resistencia. Otros grandes herbívoros como los ciervos y los búfalos son tan corpulentos que son difíciles de depredar. por ejemplo:
- El jabalí posee peligrosos colmillos.
- Las cebras y las jirafas pueden dar mortales patadas.
- Los roedores, no se preocupan por el individuo, pero sí por la especie y se reproducen masivamente.
Muchos optan por mantenerse en grandes grupos para desorientar al enemigo. Otra gran defensa es el mimetismo. Algunos animales son capaces de usar más de un sistema de defensa.
Otro factor importante es que una especie depredadora puede, a su vez, ser cazada por un predador mayor, es decir, puede ser presa y depredador a la vez. Es el caso de muchas culebras que depredan a animales pequeños como roedores, pero esas mismas culebras son cazadas por aves rapaces como las águilas. Además, algunas especies pasan de ser presas a ser cazadores durante su ciclo de vida. Por ejemplo, las crías de grandes depredadores como los felinos, pueden ser presa de otros carnívoros, pero al llegar a la edad adulta, pasan a estar en la cima de la pirámide alimenticia.
La depredación tiene una función muy importante en la naturaleza, ya que por medio de ella se controla la población. Al controlarse la población animal, también se controla el uso de los recursos de los ecosistemas. Un ejemplo claro es en los ecosistemas en donde las águilas y las serpientes cazan especies que se alimentan de plantas. Si una de las especies cazadores llegara a extinguirse, la otra especie no podría controlar la población de herbívoros y finalmente la población vegetal disminuiría y causaría un desastre ecológico. Por el contrario, si faltaran los herbívoros, se extinguen también los depredadores y no habría tampoco control sobre las plantas. Finalmente, la depredación también es importante para la selección natural. Los depredadores, tienden a cazar a las presas más débiles, causando que los individuos más fuertes sobrevivan y contribuyan a un mejor desarrollo de los ecosistemas. Además, entre los mismos depredadores, los mejores cazadores logran sobrevivir.
Es esencial agregar que gran parte de los problemas ecológicos de hoy, se deben a la influencia humana, que ha explotado el medioambiente de muchas especies, causando la disminución de presas y, como consecuencia, también de los depredadores, haciendo imposible que se realice un control ecológico natural; en ocasiones se usa el término depredación para referirnos a la explotación indiscriminada del medio, y hablamos de una cultura "depredadora". Pero nuestra definición se centra en la interacción entre individuos en la cual un organismo captura a otro organismo vivo con fines alimenticios. Es la ingestión de organismos vivos, incluidas la de las plantas por animales, animal con animal, y planta con animal, y hongos. En la depredación existen dos componentes que son: depredador y presa. El primero es aquel que se alimenta de otro organismo vivo, mientras que el segundo es aquel que se convierte en alimento de otro individuo.
Ahora el parasitismo, es una asociación o relación entre dos organismos o especies en el cual una se beneficia y la otra se perjudica. En esta relación los principales protagonistas son aquellos organismo que vive sobre o dentro de otro organismo vivo, del que obtiene parte o todos sus nutrientes, sin dar ninguna compensación a cambio al hospedador, estos son los parásitos, sabiendo que hay tres clases los cuales pueden ser: ectoparásito (parásitos externos), endoparásitos (parásitos internos) y hiperparasitos (parásitos de parásitos).
El parasitismo es una clase de las relaciones antagónicas, donde una especie vive a expensas de otra, debilitándola y pudiendo llegar a causar su muerte. Son ejemplos de ella las hiedras trepadoras que termina por matar al árbol, las pulgas que se alimentan de la sangre del animal, las lombrices y los parásitos que viven en los intestinos.
Por otro lado, las relaciones interespecificas se dan también por simbiosis, la cual es la asociación biológica de organismos diferentes, en la cual ambos resultan beneficiados. En este grupo se encuentran relaciones como comensalismo y mutualismo.
El comensalismo es la relación entre dos especies en la cual uno se beneficia y el otro ni se beneficia ni se perjudica. Ocurre entre dos seres vivos donde uno de ellos procura su alimento sin perjudicar al otro.
En esta relación el beneficio puede ser trófico como ejemplo las aves carroñeras que se alimentan de los restos que dejan los depredadores, o bien el beneficio es el desplazamiento como por ejemplo los peces rémoras que se adhieren a la superficie de peces más grandes para ser transportados sin esfuerzo por su parte. Hay que tomar en cuenta que si el beneficio es cobijo o protección entonces hablamos de inquilinismo.
En palabras más sencillas, el comensalismo es una variante de relación entre dos organismos, en la cual una sola especie se beneficia mientras que la otra no resulta afectada.
El Mutualismo, por su parte, es la relación entre dos especies en las cuales ambas se benefician. Esta es una relación que permite mejorar el crecimiento y la supervivencia de las dos poblaciones afectadas. El intercambio suele ser trófico y la relación puede llegar a ser en determinados casos de simbiosis obligada, no pudiendo subsistir una especie en ausencia de la otra. En relación a esto, son ejemplos de simbiosis los líquenes y los protozoos que viven en el interior del digestivo de las termitas y además hay relaciones mutualistas en las que el beneficio es la protección frente a los depredadores. Un tipo de mutualismo no obligado entre individuos de una misma especie es la desparasitación; un ejemplo de esto es la relación que existe entre la garza y algunos mamíferos: Mientras la garza se alimenta el mamífero es liberado de insectos que le causan perjuicio como los parásitos, los cuales son organismos que viven sobre ellos obteniendo parte o todos sus nutrientes, sin dar ninguna compensación a cambio al hospedador (el mamífero).
En general, en las relaciones interespecificas prima el interés por el alimento o el espacio, aunque en muchas ocasiones, para conseguir unos fines se recurra a compromisos que se manifiestan en asociaciones del tipo simbiótico.
Dentro de esta se incluyen todas aquellas relaciones directas o indirectas entre individuos de especies diferentes. Entre ellas tenemos el parasitismo y la depredación, la necrofagia o el aprovechamiento de otros organismos para conseguir protección, lugar donde vivir, alimento, transporte, etc., de acuerdo a esto, es relevante mencionar la importancia de estas relaciones, la cual radica en que son las que establecen muchas veces los flujos de energía dentro de las redes tróficas y por tanto contribuyen a la estructuración del ecosistema.
Productores y Consumidores.
En los ecosistemas los seres vivos se relacionan con su medio de una manera constante y en pro de diversos elementos, todo ello les permite evolucionar con el pasar del tiempo y mantener así el equilibrio mediante un mecanismo que permite el flujo de energía el cual es indispensable para la vida, este mecanismo es conocido como la cadena alimenticia, que es la relación de dependencia trófica o nutritiva que puede establecerse en un ecosistema entre los organismos que se alimentan unos de otros.
En relación a lo anterior es importante mencionar que el nivel trófico de un ecosistema es un conjunto de organismos que obtienen la materia y la energía de forma semejante y como las cadenas alimentarías de un ecosistema están interconectadas, puesto que poseen eslabones comunes, lo que se da en realidad son redes alimentarías.
Se sabe que todos los seres vivos deben disponer de una cantidad de alimentos que les permita realizar sus funciones vitales. Los alimentos proporcionan materia y energía que son indispensables para esto.
La fotosíntesis es imprescindible para mantener la vida sobre la Tierra, y los seres heterótrofos dependemos de la producción de alimentos que realizan los autótrofos (las plantas).
Ahora bien, teniendo en cuenta el tipo de nutrición y la función que los organismos desempeñan en los ecosistemas, podemos clasificarlos en tres grandes grupos, llamados niveles tróficos; estos niveles están integrados por los productos, consumidores y descomponedores.
Los Productores. Son los organismos autótrofos, es decir, los vegetales, algas y bacterias fotosintéticas. A estos se les llama así por su capacidad para sintetizar materia orgánica partiendo de sustancias inorgánicas sencillas como el dióxido de carbono, agua y sales minerales.
Los Consumidores. Son los organismos heterótrofos (animales), que obtienen la materia y la energía necesaria directamente de los productores o de otros animales que han comido productores y suelen clasificarse en:
Los consumidores son organismos heterótrofos, es decir, que necesitan alimentarse de la materia orgánica sintetizada por otros organismos. Constituyen los siguientes niveles de las cadenas tróficas. Los consumidores se clasifican en diferentes categorías según la naturaleza del alimento. Los consumidores primarios se alimentan directamente de los productores; son los herbívoros, los parásitos de las plantas y el zooplancton, que se alimentan del fitoplancton. Los consumidores secundarios se alimentan de los primarios y ocupan el tercer nivel trófico; son los animales carnívoros, que se alimentan de los herbívoros, y los animales que se alimentan de zooplancton. También se pueden encontrar carnívoros que se alimentan de otros carnívoros; son los superdepredadores y constituyen el grupo de consumidores terciarios. Así mismo encontramos aquellos organismos que incluyen en su dieta tanto productores como consumidores; estos son denominados como omnívoros, y ejemplo de ellos son el ser humano, el perro, algunas aves y el oso.
Descomponedores. Son también organismos heterótrofos, como algunas bacterias y hongos, que se alimentan de restos orgánicos: cadáveres, excrementos, mudas de piel, etc. En este proceso alimenticio descomponen la materia orgánica y la trasforman en inorgánica.
En un ecosistema, las relaciones no son tan simples, ya que un mismo organismo pede ser comido por varios y, a su vez, alimentarse también de muchos otros. La representación gráfica de este proceso es un esquema en forma de red, con muchas conexiones alimenticias diferentes, que se denomina red trófica, que es un diagrama no lineal, en el que se manifiestan las relaciones de depredación en un ecosistema.
Importancia de los herbívoros, carnívoros y descomponedores.
Los herbívoros son aquellos animales que se alimentan de plantas, a diferencia de los carnívoros, que son aquellos que se alimentan de otros animales.
Es importante destacar que la población de herbívoros depende de la abundancia de vegetales y la población de carnívoros depende de la cantidad de herbívoros. Pero los carnívoros, al ser depredadores de herbívoros, regulan también la cantidad de vegetales y esto a su vez regula, el flujo de energía y materia, y por tanto la vida en el ecosistema.
Los herbívoros se alimentan directamente de vegetales. Los consumidores secundarios o carnívoros aprovechan la materia orgánica producida por su presa. Entre los consumidores terciarios o supercarnívoros se hallan los necrófagos o carroñeros, que se alimentan de cadáveres, los mismos también son llamados descomponedores. Estos últimos son las bacterias y hongos encargados de consumir los últimos restos orgánicos de productores y consumidores muertos. Su función es esencial, pues convierten la materia muerta en moléculas inorgánicas simples. Ese material será absorbido otra vez por los productores, y reciclado en la producción de materia orgánica. De esa forma se reanuda el ciclo cerrado de la materia, estrechamente vinculado con el flujo de energía.
Esta organización de los ecosistemas es válida tanto para los ambientes terrestres como para los acuáticos. En ambos se encuentran productores y consumidores. Sin embargo, los ecosistemas terrestres poseen mayor diversidad biológica que los acuáticos. Precisamente por esa riqueza biológica, y por su mayor variabilidad, los ecosistemas terrestres ofrecen más cantidad de hábitats distintos y más nichos ecológicos.
Especies Exóticas.
Las especies foráneas o exóticas son especies de plantas o animales originarios de un lugar distinto de aquél en que viven, y han sido por tanto introducidas. Las mismas Pueden ser introducidas, asilvestradas y cosmopolitas
Las especies exóticas representan una de las principales amenazas contra la biodiversidad, especialmente en ecosistemas geográficamente aislados, como las islas. La introducción de este tipo de especies es una de las principales causas conocidas de la extinción de otras especies y este hecho no es un hecho aislado; su desaparición tiene influencia sobre todo el ecosistema, pues hay que tener en cuenta que por cada especie vegetal existen 20 o 30 especies animales que dependen de ella; la desaparición de una de estas especies vegetales contribuye a aumentar enormemente la tasa de extinción de las especies descendientes. Por ejemplo, la pérdida de los grandes árboles deja a los pájaros carpinteros sin nidos y esto trae consecuencias graves para los ecosistemas.
Las especies introducidas o exóticas pueden impactar en la comunidad de destino de muy diversas formas: por medio de sus actividades de depredación o de competencia por los recursos, por la alteración del hábitat original, por la introducción de enfermedades o parásitos, o por la hibridación con especies nativas provocando una pérdida de biodiversidad.
Y es que una especie exótica es aquella especie traslocada que ha sido introducida accidental o intencionalmente fuera de su distribución natural, y que tiene la capacidad de colonizar, invadir y persistir, y su introducción y dispersión amenazan la diversidad biológica, causando daños al ambiente, a la economía y a la salud humana inclusive. En cada invasión pueden reconocerse tres fases: introducción, establecimiento y expansión. Luego de que se establecen, tienen el potencial de proliferar y diseminarse en detrimento de los intereses humanos, los ecosistemas y su biodiversidad.
En resumen, las especies exóticas se han constituido en un problema a nivel mundial, tanto desde el punto de vista económico como ambiental. Estas especies son consideradas como una de las principales causas actuales de la pérdida de la biodiversidad, después del cambio en el uso de la tierra a través de la pérdida de hábitats y fragmentación del paisaje. Por otro lado, provocan grandes pérdidas económicas en el sector agropecuario y afectan también el sector de la salud humana.
Diversidad Biológica.
La diversidad es un rasgo característico de la vida. En nuestro planeta subsiste una enorme cantidad de especies distintas, pero también dentro de cada especie la diversidad toma cuerpo en las diferencias genéticas de los individuos. Y, aunque no siempre somos conscientes de ello, el potencial genético es uno de lo recursos más importantes de nuestro mundo.
La biodiversidad hace referencia a la amplia gama de especies que pueblan el planeta tierra, asimismo como los patrones naturales que los vienen conformando desde hace miles de años de continua evolución. Pero además de las diferentes especies, la biodiversidad comprende la gran variedad de ecosistemas que nos rodean y las diferencias genéticas de cada especie que dan lugar a la múltiple combinación de formas de vida.
Esta se determina observando el proceso de sucesión, conociendo y manejando los conceptos de climax, ecotono, biota y, entre otras cosas, comunidad.
Factores y Elementos del Clima y su efecto en animales domésticos.
También es importante mencionar que no hay duda que el clima es un de los factores que más influye en la distribución de los eres vivos sobre la superficie terrestre. El mismo se define como el promedio de los estados del tiempo atmosférico en un lugar determinado y durante largos periodos de tiempo, tomando en cuenta elementos tales como: irradiación, temperatura, insolación, precipitación, humedad, evaporación, nubosidad, presión atmosférica y vientos.
Estos componentes, al interactuar con factores geográficos como la latitud, altitud, vegetación, formas de relieve y cuerpos de agua, permiten definir el clima como la suma total de condiciones geoatmosféricas que caracterizan el ambiente de un lugar determinado.
El medio ambiente actúa sobre el comportamiento, la fisiología, la salud y los rendimientos de los animales domésticos. Por ejemplo las ovejas y las cabras son sensibles a la disminución de la duración del día, mientras que las yeguas reaccionan cuando aquél se alarga. También la temperatura afecta a la reproducción. El mejoramiento del nivel genético, especialmente cuando se trata de cruces, debe ser compatible con las condiciones locales (incluyendo los recursos alimentarios), sin lo cual los rendimientos registrados no estarían jamás a la altura de las posibilidades. Además, las diferencias de la estructura de la piel permiten explicar la mayor resistencia de los búfalos, por ejemplo, a las altas temperaturas debido en parte a su aptitud para soportar una inmersión prolongada sin verse afectados por ella.
Así vemos como va afectando el clima en las especies domesticas, pero este no es solo temperatura y luz, existen varios factores y elementos que afectan notablemente el rendimiento de la productividad debido a la influencia que el mismo tienen sobre las condiciones de vida de los seres vivos y la adaptabilidad de los mismos.
Entre los factores del clima tenemos la altitud, la latitud, los vientos, el relieve, y las corrientes marinas.
La altitud se refiere al menor o mayor calentamiento de las masas de aire, por tanto, este influye en la modificación de la temperatura. Este factor hace que la presión y la temperatura disminuyen con la altura.
La latitud influye en las precipitaciones y también en la modificación de la temperatura, pero a diferencia de la altitud, este determina la inclinación con la que caen los rayos del Sol y la diferencia de la duración del día y la noche. Cuanto más directamente incide la radiación solar, más calor aporta a la Tierra.
De igual forma los vientos influyen en los animales domésticos, ya que posee una acción indirecta, que puede actuar aumentando o disminuyendo la temperatura. Acelera los procesos de evaporación y evapotranspiración; estos procesos juegan un papel fundamental en la vida de todo ecosistema y en consecuencia en el manejo y cuidado de dichos animales.
El relieve, por su parte es una de los factores que ayudan a determinar el clima, y e aquí donde radica su importancia, el mismo se refiere a las formas que tiene la corteza de la superficie terrestre.
Ahora, los principales elementos que definen el clima son la temperatura, presión, humedad, precipitaciones (que encierra lluvia, nieve, rocío, niebla, etc.), y entre otras cosas, nubosidad.
La temperatura actúa sobre los seres vivos básicamente estableciendo límites de tolerancia, condicionando la actividad biológica e influyendo en la distribución geográfica de las especies en el planeta. Esta es el indicador de la cantidad de energía calorífica acumulada en el aire.
La temperatura es el elemento más importante que limita el tipo de animal que puede criarse en una región determinada.
El confort y normal funcionamiento de los procesos fisiológicos del animal dependen del aire que rodea su cuerpo. Cuando la temperatura del aire es baja, el calor procedente del cuerpo del animal fluirá hacia el exterior hasta provocar falta de confort y reducir la eficiencia productiva. No obstante, si el animal dispone de suficiente alimento, puede mantener su temperatura corporal en magnitudes compatibles con la vida.
Las altas temperaturas son un grave problema para la producción animal. Además del calor procedente de la atmósfera, el organismo animal puede calentarse o enfriarse por la temperatura de los objetos que le rodean. En este sentido, la fuente más importante de calor es el suelo.
Cuando las temperaturas medias diarias caen fuera del rango confort, otros elementos climáticos adquieren importancia para la homeostasis del animal.
La humedad del aire reduce notablemente la tasa de pérdida de calor del animal. El enfriamiento por evaporación a través de la piel y del tracto respiratorio depende de la humedad del aire. Si la humedad es baja (zonas cálidas y secas), la evaporación es rápida. Por otro lado, si la humedad resulta elevada (zonas cálidas y húmedas), la evaporación es lenta, reduciéndose la pérdida de calor y por consiguiente, alterando el equilibrio térmico del animal.
Este elemento climático resulta muy importante en la producción ganadera, pues una humedad elevada favorece la proliferación de endo y ectoparásitos y las condiciones nutritivas pueden ser defectuosas al acentuar las deficiencias minerales del suelo y reducir la calidad de los alimentos. Bajo condiciones de temperatura y humedad elevadas los forrajes crecen aceleradamente y su bajo valor nutritivo se debe al alto contenido de fibra cruda y lignina, su bajo tenor proteico, pocos hidratos de carbono fácilmente disponibles y baja digestibilidad.
Ahora bien, la radiación solar está íntimamente relacionada con la temperatura atmosférica y con el grado de nubosidad y, por consiguiente, con las precipitaciones. Sus efectos son de interés, dado que su intensidad es frecuentemente uno de los principales factores limitantes de la distribución del ganado en las áreas subtropicales.
La radiación procedente del sol y de los objetos que rodean al animal, suele añadirse a su carga de calor. Un animal que pastorea a campo abierto se ve expuesto a:
♦ Radiación solar directa (ondas visibles e infrarrojas cortas).
♦ Radiación solar reflejada en las nubes y otras partículas de la atmósfera.
♦ Radiación solar reflejada por el suelo y otros objetos que rodean al animal.
Del calor radiante total que recibe del sol, un 50 % procede de las dos primeras fuentes y el resto de la tercera.
La totalidad de la energía del espectro solar no aparece distribuida uniformemente en toda la gama de longitudes de onda. La ultravioleta aporta aproximadamente solo el 1 %, las radiaciones visibles contribuyen con el 40-45 % y las infrarrojas proporcionan el 50-60 % restante.
Una superficie clara refleja una proporción elevada de radiación visible, aunque muy poco de la infrarroja de onda larga. Además, el calor absorbido por el cuerpo del animal depende también de la postura, forma, tamaño, longitud de su pelo, el ángulo del sol, entre otros factores.
La principal influencia de la lluvia sobre el ganado es indirecta a través de la producción de forrajes y por su incidencia en la aparición de enfermedades y parásitos.
En zonas húmedas y cálidas con precipitaciones abundantes, el pH del suelo es generalmente bajo, resultante de la lixiviación del calcio y fósforo. El valor nutritivo de las pasturas es muy bajo a consecuencia de su crecimiento acelerado. Los animales de estas áreas son generalmente de tamaño reducido debido a estas deficiencias.
Sin embargo, los efectos indirectos del clima son más evidentes en regiones semiáridas, en donde la marcada estacionalidad de las lluvias trae aparejada una escasez o falta total de alimentos en determinadas épocas, lo que detiene el crecimiento de los animales con un atraso considerable de la madurez y una modificación de la estructura corporal.
Asimismo, la lluvia ejerce efectos directos sobre el animal al favorecer la disipación de calor mediante la evaporación. En un ambiente cálido, la humedad retenida en la cobertura pilosa del animal disminuirá el estrés térmico al evaporarse.
La extensión y persistencia de la nubosidad ejerce un efecto indirecto sobre el medio ambiente del animal en los climas cálidos. Puede servir para calcular los niveles de radiación solar y de humedad. Por consiguiente, señala indirectamente los períodos de falta de confort de los animales.
Por ultimo, la modificación de la presión que tiene lugar entre las distintas alturas influye directamente sobre los animales. A causa de la disminución de la presión, los animales muestran dificultades en cubrir sus necesidades de oxígeno. Ante esta situación, deben aumentar el índice de hemoglobina. Además, la adaptación del organismo a la disminución de oxígeno se realiza también mediante un aumento de las frecuencias cardiaca y respiratoria.
Esto nos permite ahora, aproximarnos a una cuantificación de los efectos del clima en los animales domésticos. Asimismo de esta forma nos damos cuenta de la importancia que tiene el tema para cada una de los integrantes de este grupo, identificando y caracterizando a la vez las relaciones más importantes que se dan en el medio ambiente y los animales que lo circundan.
Publicado por:
Bermúdez Bresmar.
¡DIOS LOS BENDIGA!
No hay comentarios:
Publicar un comentario